Un lunes, me desperté tarde y salí a prisas. Cuando abrí la puerta, vi una gota de agua caer en mi abrigo; llovía y no había cogido paraguas. Ya no me daba tiempo a volver así que fui corriendo al instituto. Al salir de clase, seis horas después, seguía lloviendo. De camino a casa, oí una voz grave a mi lado.
-Hola. Llueve mucho para que vayas sin paraguas -dijo cubriéndome con el suyo.
-¿Te conozco?
-No. Pero yo a ti sí.
-¿Cómo? -pregunté.
-Todos los días a esta misma hora voy por esa calle -contestó señalando a nuestra derecha- y te veo pasar. Oí a tus amigas llamarte Jokarusa.
-¿Sabes que esto es un poco raro, verdad?
-Yo soy raro.
-¿Por qué?
-Si comes conmigo mañana, te lo cuento.
-No sé... Podrías ser un psicópata.
-Tú también -los dos sonreímos.
-Está bien -me producía demasiada curiosidad-. Me dirás tu nombre al menos, ¿o no?
-Bueno, yo sé el tuyo así que sería lo más justo... Pero nadie me llama por mi nombre.
-¿Por qué? -pregunté otra vez.
-Te contaré eso también mañana. De momento puedes llamarme Dhes.
Fuimos a comer a una pizzería y me contó algunas cosas, como el origen de su apodo.
-Mis padres, mis profesores e incluso mis amigos me decían que era un "desastre" y de esa palabra viene Dhes.
Pero me dijo demasiado poco para todo lo que yo quería saber de él; hablamos más de mí, por desgracia. Le conté dónde estudiaba, de qué me gustaría trabajar, le hablé de mi familia y amigos y hasta de mis exnovios. Él tenía dos años más que yo, era cantante y tocaba el bajo con unos colegas en una banda de rock. Todas las tardes iba a ver tocar al grupo después de las clases. Dhes y yo fuimos conociéndonos y unos meses después empezamos a salir. Cuando yo tenía 21 años, me quedé embarazada de una niña preciosa. Ver a Dhes cogiendo a Lizzy en brazos después del parto me hizo inmensamente feliz. Un día, cuando volvía en coche de dar un concierto, un camión chocó contra él. No sobrevivió. Para entonces, Lizzy tenía 16 años. No pudo soportar la muerte de su padre y se suicidó unos días después del funeral. Las dos personas que más quería en el mundo habían fallecido, y por ese motivo me di al alcohol. Mi madre fue la que me convenció para venir aquí. Gracias a todos por escucharme.
-Gracias a ti por compartir tu historia con nosotros, Jokarusa -dijo el organizador de las reuniones de Alcohólicos Anónimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario