sábado, 27 de agosto de 2016

Me gustas.

-¿Qué te pasa?
-Nada.
-Estás triste -afirmó él.
-Ya lo sé.
-¿Por qué?
-No lo entenderías... -susurré.
-No lo has intentado.
-Estoy enamorada. Eso me pasa.
-¿De quién?
-No puedo decírtelo.
-Sí puedes.
-Bueno, no quiero.
-Vale. Y ¿por qué no le dices a él lo que sientes?
-Porque somos amigos y no quiero echar a perder nuestra amistad. Además, nunca conseguiré gustarle...
-¿Por qué? -preguntó de nuevo.
-Mírame.
-A mí me gustas.
Me quedé unos segundos en silencio, mirándole.
-¿Es una broma?
-No.
-Pues lo parece.
-No lo es. Me gustas.
No podía articular palabra. No podía respirar. No podía dejar de mirar sus ojos. Y entonces me besó, y me sentí la chica más feliz del mundo.

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