Era por la mañana. Yo estaba buscando una novela en los pasillos de la biblioteca cuando, al girar en la esquina, choqué con una chica. Se me cayeron los libros que llevaba en las manos y ella se agachó para ayudarme a recogerlos.
-"El banquete"... -me dijo leyendo el título de uno- ¿Te gusta Platón?
-Bueno, eh... Estoy empezando a leerle ahora, pero sí.
-A mí también me gusta. Oye, ¿te apetece tomar un café conmigo aquí abajo?
Dudé unos segundos pero finalmente accedí y decidí aplazar la novela para otro día. Estuvimos hablando sobre filosofía y libros que las dos habíamos leído. El café nos llevó a ir a comer y de ahí fuimos a pasar la tarde juntas. Teníamos tantas cosas en común... Creí que había encontrado a mi alma gemela. No pasé por mi apartamento en todo el día. Por la noche, quisimos ir a bailar y terminamos en mi cama. Al día siguiente, desperté y ella ya no estaba. Me dejó una nota con una sola palabra. Ni teléfono, ni correo, ni una cita para otro día... Simplemente desapareció y no volví a verla nunca.
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