domingo, 22 de mayo de 2016

Sorpresa.

Había una fiesta en el pueblo la semana siguiente para celebrar el matrimonio de la hija del alcalde con el joven sheriff de la ciudad contigua. Mi amigo de toda la vida, con el que jugaba cuando éramos pequeños,  fue a buscarme el sábado anterior.
-Me gustaría que me acompañaras tú, Jokarusa.
-Será un honor -sonreí.
El día acordado a las siete en punto estaba en la puerta de mi casa esperándome con un precioso ramo de flores recién cortadas. Montamos en su caballo y fuimos a la plaza. La noche fue fantástica, nos divertimos mucho. Cuando nos disponíamos a ir a casa, él tomó un rumbo distinto. Nos dirigíamos al campo.
-¿Dónde vamos? Nos hemos pasado...
-Tengo una sorpresa para ti.
Yo asentí emocionada y confié en él. Cuando nos apeamos del corcel, me tomó las manos y las puso alrededor de su cuello. Después, colocó las suyas rodeando mi cintura y me besó. Ató al animal a un árbol y nos sentamos sobre la hierba. No estaba segura de qué iba a pasar pero en ningún imaginé lo siguiente.
-¿Cuál era la sorpresa de la que me hablabas?
-Esta -susurró y me clavó su puñal en el estómago antes de que pudiera darme cuenta. De mi vientre manaba un líquido oscuro que manchaba mi vestido, y de mi boca también. Él rió y se quedó observando cómo moría ahogada en mi sangre. Luego, montó en su caballo y se fue al trote.
-Te quiero, preciosa -dijo mientras se iba.

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